Divulgación Teórica 

OTRAS ÁURAS, OTROS CUERPOS. EL DESEO RENOVADO.

Eje: Prácticas Feministas, de Género y Queer.

Mtra. Andrea Silva Cadena

Las representaciones de mujeres hermosas, jóvenes y seductoras proyectando la posibilidad imaginaria de estar disponibles para el consumo masculino circulan a raudales en los medios de comunicación. Todas distintas y a su vez, todas son la misma imagen que, en cada una de sus situaciones, encarna la promesa de nuestra propia realización. Como un espejo del deseo, estas mujeres se presentan en escenarios idílicos e irremediablemente lejanos.

En realidad, estas imágenes en su entramado mediático son productoras de subjetividades en masa. Pertenecen a un sistema cultural de signos y valores que en su intercambio híbrido y difuso marcan relaciones contextuales condicionadas por los intereses económicos y políticos de quienes tienen el poder de producirlas. Van dirigidas a cautivar subjetividades múltiples a partir de la quimera de un mismo deseo.

Imagen prostética de los cuerpos vivos. Las millones de imágenes que circulan y recibimos, inscriben los imperativos de belleza en los cuerpos reales, en función de una correspondencia fluida entre tales cuerpos vivos y las imágenes. Fotografías, pinturas, textos, anuncios publicitarios, dibujos, diagramas articulan un entramado narrativo de belleza. No se trata de ideas abstractas sino de imágenes contingentes en los sistemas de representación del cuerpo que en su conjunto validan el cuerpo bello en su constructo idealizado.

Visto de forma aislada, cada imagen representa el cuerpo bello tanto en su dimensión política como artística, pero habrá que prestar atención al soporte de la imagen. Diría Marshal MacLuhan que “los medios son el mensaje” y con ello, con su mera estructura tecnológica, los medios tendrían la capacidad de generar transformaciones dinámicas en la sociedad, con independencia de su contenido. La radio, la televisión, los nuevos medios y los dispositivos electrónicos personales, habrían globalizado la comunicación. En ese intercambio de signos y valores, de cuerpos embellecidos, el medio que los soporte habrá de ser condición de su eficacia.

Allí la posibilidad de redirigir estos contenidos en tanto que en la actualidad la posibilidad de producir imágenes se encuentra más democratizada y diseminada. Ya no hay una entidad de poder única que controla los medios de comunicación, sino que ésta se produce desde múltiples lugares, con cada persona que disponga de un dispositivo electrónico, ya sea computadora personal o teléfono celular.

Habrá que apropiarse de sus métodos, simulando estereotipos y lugares comunes en este tipo de imágenes. Será necesario invertir las significaciones habituales de los cuerpos idealizados, hacia un imaginario subversivo a partir del cual otras corporalidades se agencian situaciones en las que, desplegando una fuerza propia y un empoderamiento fundamental, fisuran los entramados hegemónicos virilizados por los que circula la imagen. En ello, la Inteligencia Artificial autonomizada se perfilaría como una nueva entidad productora de inusitadas formas de corporalidades que obligarían a la redefinición colectiva de nuestros nuevos deseos corporales, de renovadas imágenes auratizadas.


CENSURA EN TIEMPOS DE GUERRA

Eje: Diálogos Transculturales y Transgeneracionales.

Mtra. Andrea Silva Cadena

El conflicto de Israel y Hamás ha polarizado las opiniones y en el terreno de las artes se libra también una batalla. Cuatro casos dan muestra clara de los debates en torno a este conflicto.

 

Poco después del ataque de Hamás al territorio israelí, se publicó en la revista Art Forum y en otras revistas especializadas de arte, una carta abierta firmada por miles de artistas en donde se condenaba el uso desmedido de la fuerza del ejército israelí sobre la población palestina residente en la franja de Gaza.

 

En la carta se pedía un cese al fuego, pero la manera de enunciarlo no fue lo suficientemente enfática en la condena al ataque de Hamás y muy pronto, numerosas críticas se volcaron contra los firmantes. Más allá de los enjuiciamientos mediáticos, lo que sucedió detrás es que poderosos coleccionistas y galeristas reclamaron a los directivos del Grupo PMC que tiene entre sus activos la revista de Art Forum, Art in America y Art News la publicación de la carta y como parte de un disciplinamiento interno, la directiva despidió a David Velasco, editor en jefe de Art Forum por su respaldo a la publicación de la carta.

 

A Velsaco se le señalaron formas inapropiadas para tratar la publicación al interior de la revista (no se siguieron los protocolos adecuados) y al exterior públicamente se daba la impresión de que la carta representaba la postura editorial de la revista que planteaba el conflicto como una agresión israelí a territorio palestino y no como una respuesta a la agresión de Hamás. A la renuncia de Velasco se sumaron otras renuncias de editores de Art Forum bajo la estructura de Velasco.


Esta escisión de los editores de Art Forum puso en evidencia las tensiones y polarizaciones de la guerra trasladadas a otros territorios y particularmente expuso la guerra librada en los sistemas de representación. No se tolerarían representaciones pro-palestinas en entramados empresariales comprometidos con los intereses judíos.

 

Art Forum ha sido tradicionalmente una revista conocida por su agudo sentido crítico, por su apertura a la expresión artistica y por la empatía por este tipo de posturas políticas. Pero esta primera prueba bajo el cobijo reciente de Grupo PMC ha confrontado el pasado y presente de la revista que a partir de ahora, al parecer quedará sujeta a revisiones de contenidos para que estos concuerden con los intereses de Grupo PMC.

 

En el ámbito de las ferias de arte, las posturas confrontadas tuvieron representación en la edición de Art Basel Miami . Los lineamientos trazados desde la organización censuraron el tema y evitaron que se hablara del conflicto al interior de la feria pero al exterior de su Centro de Convenciones tuvieron una incómoda manifestación de artistas locales que expresaron con banderas palestinas y pancartas, que se “deje vivir a los palestinos” al tiempo que algunos asistentes a la feria respondían a gritos consignas pro-israelíes.

 

Otro caso atravesado por este binarismo palestino-israelí ha sido la Documenta. En su última edición del 2022 se trazaron las líneas curatoriales en torno al Holocausto y el anticolonialismo. En el desarrollo de esta décimo quinta edición, se presentaron incidentes de antisemitismo que recibieron un tratamiento inadecuado por parte de los responsables de la organización y posteriormente en un proceso de autocrítica, los accionistas, la representación de la ciudad de Kassel y el estado de Hesse conjuntamente comisionaron al Prof. Dr. Nicole Deitelhoff para encabezar un proceso de revisionismo interno de la institución con respecto a su estructura, sus políticas y sus prácticas eurocentristas.


El resultado de este proceso fue presentado en la publicación en diciembre de 2023, del Reporte Final del Desarrollo Organizacional de la Documenta y el Museo Fridericianum “con un enfoque en medidas efectivas contra el antisemitismo y otras formas de odio a grupos específicos, mientras se protege absolutamente la libertad artística.”

 

De fondo, el trato que se le ha dado al pueblo israelí es un asunto particularmente sensible en Alemania. El simple hecho de manifestarse a favor del pueblo palestino es leído como una expresión antisemitista y proclive a las acciones de Hamás. Se perfila en la Documenta próxima una depuración interna con una visión pro-israelí que cortará todas aquellas expresiones libres que no reivindiquen los derechos israelíes a pesar de que auguren la defensa de la libertad artística.

 

La Documenta como un espacio de intercambio de ideas artísticas libres y de diálogo múltiple está viviendo un proceso de autocensura en lo que parece ser una respuesta al contexto actual de esta guerra. Se hacen patentes los problemas existentes para abordar este asunto en Alemania haciendo patente lo que algunos ya señalan como una sobrecompensación a favor de los israelíes.

 

También algunos artistas han vivido directamente la censura. El caso más notorio y escandaloso ha sido el de Ai Wei Wei, a quien le fue cancelada su exhibición en la galería Lisson de Londres en noviembre pasado tras publicar el siguiente comentario en la plataforma X:

 

“El sentimiento de culpa ligado a la persecución del pueblo judío ha sido, en ocasiones, transferido para compensar al mundo árabe. Desde una perspectiva financiera, cultural y de influencia mediática, la comunidad judía ha tenido una presencia significativa en los Estados Unidos. El paquete de ayuda de 3.000 millones de dólares anuales a Israel ha sido presentado, durante décadas, como una de las inversiones más valiosas jamás realizadas por Estados Unidos. Esta asociación a menudo es descrita como un destino compartido."


A pesar de que Ai Wei Wei posteriormente borrara el mensaje, la galería decidió dejar suspendida la exposición del artista chino más internacional en la actualidad. A este artista que fue bien recibido en occidente cuando realizaba sus críticas al gobierno chino no le fue perdonado el comentario mordaz a la relación de intereses judío-estadounidenses.

 

La censura es una forma de control ejercida ante lo que parece desbordarse. El mundo del arte ha sido tradicionalmente un espacio libre para las expresiones pro-palestinas, pero esta libertad parece ser amenazada por la guerra en curso. La censura corroe ciertas instituciones del arte de una forma no vista. Y en estas prácticas de censura se evidencian las desigualdades en el tratamiento a las voces de ambos lados. Se observa una mayor censura a las voces palestinas. Pero ambos sufren. Los roles de víctima y victimario se intercambian en las narrativas de uno y otro lado. Ambos tienen derecho a imaginar un futuro arraigado en una convivencia no hostil del periodo previo a la Partición. Ambos tienen el derecho a no ser representados como el agresor ni el agredido. Otra vía tendrá que ser posible.

 


El "Feminismo incorrecto". El 8M del 2020 en el discurso de Andrés Manuel López Obrador

Mtra. Yurisan Berenice Bolaños Ruiz UMSNH

Mtra. Chiír Etétzi Sánchez García UNAM

Resumen

El presente documento analiza las estrategias discursivas utilizadas por Andrés Manuel López Obrador, presidente de la República Mexicana, para referirse a las movilizaciones feministas del 8M de 2020. Encontramos que, en contraste con la potencia política de las protestas del 8M, los discursos de la presidencia sugieren la imagen de un “feminismo incorrecto", asociado al conservadurismo y estructurado alrededor de la idea de una supuesta incapacidad de las mujeres para articular un posicionamiento político autónomo. Se identifica la presencia de resabios de una democracia patriarcal en los discursos presidenciales, centrada en una noción de ciudadanía “masculina y excluyente”. Analizar estos discursos es un acto de imperiosa urgencia para la vida democrática del país, en tanto devela la existencia de imaginarios sobre los feminismos que contribuyen a invisibilizar las demandas de justicia, libertad y derecho a una vida digna de las mujeres mexicanas.

Abstract

This document analyzes Mexico’s president, Andrés Manuel López Obrador’s discursive strategies, to refer to the feminist mobilizations of the 8M of 2020. We find that, in contrast to the political immanent power of the 8M protests, the presidency’s discourses suggest the image of an "incorrect feminism", associated with political conservatism and supported by the idea of an alleged inability of women to articulate an autonomous political position. We also identified the presence of holdovers of a patriarchal democracy in presidential speeches, centered on in a notion of citizenship which turns to be "masculine and exclusive". Analyzing these discourses is an act of imperative urgency for the democratic life of the country, as it reveals the existence of imaginaries about feminisms that contribute to making invisible the demands for justice, freedom and the right to a life worthy of Mexican women.


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¿HAY MÁS MUJERES DESNUDAS QUE MUJERES ARTISTAS EN LOS MUSEOS?

Eje: Estrategias Feministas, de Crítica de Género y Queer.

Mtra. Andrea Silva Cadena

El Reporte Burns Halperin (Julia Halperin & Charlotte Burns) difundido en diciembre de 2022 arrojó información acerca de las políticas de género y raciales que en la práctica operan museos y galerías en Estados Unidos. En un contexto en el que el mundo del arte se concibe como un bastión de valores progresistas, el estudio concluye que la noción de progreso en las instituciones artísticas en la actualidad, dista mucho del progresismo al que las propias obras aluden.


Actualmente, aseguran Halperin y Burns, este reporte constituye la base de datos más grande en su tipo y segmenta tres importantes aspectos específicos en estas políticas raciales y de género que se encuentran interconectadas. El estudio abarca museos estadounidenses y el mercado del arte para 1) artistas afroamericanos, 2) artistas mujeres y 3) artistas mujeres afroamericanas, para lo cual se rastrearon las adquisiciones de museos (cerca de 350,000 obras) y exposiciones (cerca de 6000) así como los resultados de las subastas por más de una década y datos de galerías en cuanto a representación y ventas.

¿Hasta qué punto las instituciones del arte hegemónico representan adecuadamente la diversidad étnica, racial y de género en los museos? Esta es la pregunta objeto de este reporte, cuyo resultado revela que las exposiciones y subastas de alto perfil en el 2022, son tendientes a reproducir el racismo y el sexismo que pretenden haber rebasado.

En lo que respecta a museos en Estados Unidos, el resultado del Reporte Burns Halperin arrojó que tan sólo el 11% de las adquisiciones en los museos fueron de artistas mujeres y sólo el 2.2% fueron de artistas afroamericanos. Es decir, una quinta parte de la representación que tendrían que tener acorde a la totalidad de la población en el país.

Donde el racimo y el sexismo se intersectan, la situación se torna más grave. Tan sólo el 0.5 de las adquisiciones fueron de mujeres artistas afroamericanas, aunque constituyan el 6.6% de la población total del país. Es decir, las mujeres artistas afroamericanas estan trece veces menos representadas de lo que correspondería.

Por otro lado, en lo que respecta al mercado del arte, el reporte señala que esta tendencia cargada de sexismo y racismo se observa desde cuatro años anteriores. El arte hecho por mujeres representa un 3.3% de las ventas totales entre 2018 y 2022; el arte de los artistas afroamericanos representa un 1.9% y las mujeres artistas afroamericanas un 0.1% durante el mismo periodo.


El año con ventas record fue 2021 y de 2018 a 2021 creció el mercado del arte en un 30%. Y auque el trabajo de mujeres artistas en este periodo creció 175% y el mercado de artistas afroamericanos un 400% y el mercado de artistas mujeres afroamericanas creciera más de 700%, la realidad es que estos tres segmentos representan 1.5 billones de dólares de los 15.6 billones de las subastas de 2021. Este crecimiento de las artistas mujeres afroamericanas tuvo, no obstante, una caída del 3% en 2022.

Llama la atención el impulso que tuvieron las ventas en el marco de movimientos sociales reivindicativos de los últimos años. Si bien el record de venta de obra de mujeres artistas se registra en el año 2009, se observa que movimientos sociales como #MeToo repercutieron en un incremento de ventas en los años 2016 y 2017 en Estados Unidos. En el caso de las mujeres artistas afroamericanas, los picos de venta fueron en el año 2015, dos años posteriores al movimiento Black Lives Matter y el mejor año de adquisiciones de museos para este sector, vino en el 2018 tras el inicio de estas campañas. 


Lo que el Reporte Burns Halperin 2022 hace evidente en su conjunto es que a pesar del espítitu crítico de muchas de las obras adquiridas o comercializadas en los últimos años, las políticas de adquisición de los museos así como las de comercialización del mercado del arte continuan reproduciendo el sexismo y el racismo que aparentan haber rebasado. No ha habido en realidad mucho progreso y la brecha representacional de la diversidad real de la sociedad norteamericana continua siendo demasiado amplia. 


¿Y en México? ¿Hay más mujeres desnudas que mujeres artistas en los museos? ¿Hay más mujeres folklorizadas y exotizadas que artistas indígenas mujeres? El asunto de la representación de personas en las tradiciones pictóricas y escultóricas han estado cargadas de ficciones que han sido construidas colectivamente de forma más o menos amplia, a lo largo de los siglos. Si para muestra, tomamos un ejemplo y centramos nuestra mirada a la colección artística más importante de Michoacán, el acervo del Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce, podemos observar estas mismas tendencias. 


Resulta ser que en un 70% u 80% la colección de este museo está conformada por obra de artistas hombres, quienes han representado en sus obras, a mujeres idealizadas, embelesadas, recatadas, exotizadas y folklorizadas de muy distintas maneras. En el 2021 se llevó a cabo la exposición “Mujeres, su aporte social y creadores en la colección del MACAZ”, una muestra del acervo de este museo que permitió ver el tipo de representaciones de mujeres que se han hecho en más de un siglo en Michoacán.


Co-curada por Eugenia Macías Guzmán y Nojule Dominique Jonard, esta exposición se estructuró en torno a cinco ejes temáticos: 1) cuerpo; 2) trabajos y precariedades; 3) roles y espacios; 4) infancias; 5) exploraciones creativas. Lo que resultó evidente es una mirada embelesada del cuerpo femenino; la estetización de las actividades como las agrícolas, las de la pesca, la lavandería, el trabajo precarizado o el comercio; la romantización de la maternidad y de la infancia por parte de artistas varones y una reducida representación en temas diversos de artistas mujeres.


Este ejercicio, lo que revela de fondo es la preconcepción aurática del arte en esta colección, misma que se inscribe en su valor de culto en tanto “obra artística”, un culto que el/la espectador/a se ve obligado/a a profesar en el seno de un ritual museal. Y en esa preconcepción aurática predominan los desnudos por encima de las artistas mujeres y las representaciones sobreidentificadas con actividades económicas asociadas a mujeres indígenas en oposición a las expresiones propias de mujeres indígenas. 

Y si la colección de este museo se ha conformado desde hace más de cincuenta años, a partir de inercias institucionales, en una de las actividades más relevantes del MACAZ, en la XIII Bienal Nacional de Pintura y Grabado Alfredo Zalce llevada a cabo en el 2022, se puede observar una tendencia no muy distinta. En esta bienal resultaron ganadoras dos mujeres, Acsá Lorena Becerra Montero en la categoría de pintura y Mónica Muñoz Cid en la categoría de grabado. A pesar de que este dato es relevante, se observa todavía una participación mayoritariamente masculina. De hecho, el 60% de los participantes en esta Bienal fueron hombres y el 40% mujeres además de que todas las menciones honoríficas fueron de artistas varones.


Destacan en esta Bienal los temas reiterados en varias obras, tales como los feminicidios, el narcotráfico, el territorio, la prostitución y otros problemas sociales que padecemos. Y si bien a la actualidad de estos asuntos marca una diferencia en relación a las representaciones históricas de la colección del MACAZ, lo que se preserva en este certamen es el estatuto aurático de la obra de arte tradicional. 


En última instancia, de lo que se trata es de ver el tipo de efecto que se produce en el sujeto/espectador: si lo obliga a reproducir un ritual de mística aurática en el seno del museo o si se inscribe en una práctica de subjetivación colectiva que cuestiona los modos de producción e inscripción del arte en el seno de nuestras sociedades. 


Y si como dice Walter Benjamin “el lector está siempre preparado para convertirse en escritor” y el /la espectador/a puede convertirse en artista en cualquier momento, entonces la subjetivación colectiva que potencialmente pueda producir un arte desacralizado que tenga efectos reproductibles en subjetividades múltiples, en el fondo aspira a una práctica de cambio social. Así, las protestas feministas fuera de los museos.



REPATRIACIÓN DE COLECCIONES EN MUSEOS

Eje: Diálogos Transculturales y Transgeneracionales

Mtra. Andrea Silva Cadena


Una práctica de museos que ha cobrado relevancia internacional por los distintos casos que involucran el retorno de piezas arqueológicas, históricas, culturales y artísticas a sus comunidades de origen, pone al descubierto el sistema de apropiación ilegítima que durante siglos las naciones colonialistas han operado sobre territorios colonizados.

 

Hay que revisar cada caso en particular y observar las formas en las que estos objetos deben ser tratados y representados en las instituciones museales. El Horniman Museum en Londres, cuyas colecciones incluyen bronces, mármoles y maderas de la cultura de Benin, el pasado 28 de noviembre de 2022 devolvió formalmente seis objetos de bronce a Nigeria. La posesión de estos bronces fue transferida a Nigeria y es ahora en gobierno nigeriano quien las presta al museo Horniman.

 

Por otro lado, el Smithsonian Institute ha realizado acuerdos con el Comité de Museos de Nigeria, particularmente con el Museo Nacional de Artes Africanas para devolverle objetos de sus comunidades originarias. Sin embargo, existe también el reclamo de comunidades africanas residentes en Estados Unidos, que sienten orgullo por sus colecciones y que reclaman el derecho a preservar esas colecciones en Estados Unidos, interponiendo incluso una demanda por ello.

 

Una forma de atender esta situación del público beneficiario, es hacer asociaciones entre los museos y sus comunidades, haciendo que un mayor número de comunidades se beneficien de estos objetos. ¿Pero, es posible una relación equitativa entre una nación colonialista y las naciones colonizadas? ¿Cómo mantener esa relación? ¿Cómo hacer intercambios de conocimiento con esas naciones? ¿Por qué los museos de las naciones colonizadas se encuentran con infraestructura más precarizada? La razón probablemente sea la continua extracción de recursos de esas naciones durante periodos prolongados.


El caso del Museo Británico con las esculturas del Partenón trasladadas a la capital británica por Lord Elgin, diplomático Británico, es paradigmático. Lord Elgin, acorde con la narrativa oficial del Museo Británico, contó en su momento con todos los permisos de las autoridades atenienses y británicas para el traslado de las esculturas del Partenón a Londres, en la coyuntura de una amenaza de los turcos. Este caso lleva ya discutiéndose mucho tiempo. La propiedad de estos bienes es el objeto de la disputa. Recientemente, un último episodio de esta discordia concluye en enero de 2023 con la reafirmación de la propiedad británica de estas obras y la negación de las autoridades griegas al retorno de las esculturas en calidad de préstamo, un acto que desconoce la legítima pertenencia originaria de los griegos.

 

Otro caso, es aquel que reclama que el arte de culturas nativas americanas sea devuelto a estas comunidades originarias en Estados Unidos. Aquí, aunque puede existir una intención de devolver algunas piezas, esto se trastoca por ciertas políticas norteamericanas que no reconocen formalmente estas identidades culturales. El gobierno norteamericano, al no reconocer estas culturas e identidades formalmente, no puede devolverles los objetos pertenecientes a ellas. Entonces, aunque las autoridades de distintos museos quieran devolver estos bienes, que por cierto son evidencia clara de la existencia de estas comunidades,  la identidad cultural propietaria de esos bienes no está reconocida por el gobierno federal estadounidense y por ende, no les pueden ser devueltos.

 

Estos intentos de devolución tienen ya más de 30 años y una forma manifiesta para atenderlos fue la creación del protocolo de Native American Graves Protection and Repatriation Acts de 1990 (NAGPRA) que provee procedimientos para que las agencias federales y museos que reciben recursos federales para que repatrien o transfieran de sus colecciones, ciertos bienes culturales nativo americanos tales como restos humanos, objetos funerarios, así como objetos sagrados y de patrimonio cultural a descendientes lineales y tribus indígenas, coorporaciones nativas de Alaska y organizaciones nativas de Hawaii, bajo la administración del Buró de Gestión de la Tierra dependiente del Departamento de Interior de EUA.

 

El caso de las piezas arqueológicas mexicanas es complejo. Hay una gran cantidad de estos objetos en distintos museos europeos y norteamericanos bajo el cobijo de una donación de colecciones privadas a estos museos en distintas épocas. Y aunque en las últimas décadas existen esfuerzos internacionales como los del ICOM para combatir el tráfico ilegal de bienes artísticos a nivel global, no se cuestiona la posesión ni pertenencia en sí de estos bienes en los museos. ¿Cómo reclamar el retorno de piezas arqueológicas de las que no puede rastrearse su salida de México? Si museos como el Barbier-Mueller ostentan en sus colecciones cerámica votiva de la cultura de Chupícuaro y de la asentada en Tzintzuntzan identificadas discursivamente por parte del museo como pertenecientes a estas culturas ¿en dónde deberían resguardarse legítimamente estas piezas? ¿Con quienes las poseen actualmente o con sus comunidades originarias? ¿Qué público se beneficia con su resguardo en la ciudad de Génova? ¿No deberían repatriarse estas piezas a Michoacán?